Carta a mi
amigo invisible
Querido amigo: Hace mucho
tiempo que no te escribo, ya sabes ahora ya no está de moda, la gente se
comunica con el móvil, los guasas, los internetes, los chats y miles de
inventos modernos que a nosotros se nos atascan cada vez que tocamos un botón
de esos aparatos, sin embargo y a pesar de que yo también me dejé llevar por la
inmediatez, a menudo echo a faltar las charlas con amigos, frente a unos vinos
o unas cervezas, cuando tienes al amigo enfrente y le miras a los ojos no puede
engañarte, antes de que te hable, su mirada ya te dice si te cuenta una cosa
alegre o triste, si te va a ofrecerte ayuda o si te pide dinero, para eso
estamos los amigos, bueno eso también era antes, yo ayudé a muchos amigos a
empapelar el piso para casarse, a subir los muebles y también a prestarles
dinero para que no tuvieran que hipotecarse, también lo hicieron ellos con
migo, hoy los amigos ni se miran a los ojos, casi todos llevan gafas de sol
para que no puedan adivinar sus verdaderas intenciones, luego se aprovechan de
ellos para venderle aparatos de esos que a ellos ya no les sirven, a un precio
que nadie les pagaría, sus reuniones son frente a un teléfono u ordenador, no
saben apreciar el valor de un abrazo, ni lo confortable que llega a ser un
hombro, para apoyar tu cabeza cuando tienes que llorar por algo.
Ya ves amigo como te
aprecio, a ti te puedo contar todas mis alegrías, sé que no te reirás de mí,
mis penas por qué no harás burla de ellas, mis secretos porque sé que están a
buen recaudo, incluso mis ilusiones y planes de futuro, sé que no me lo
reprocharas si no los consigo, no te cuento las cosas de cama, sabes que yo
para eso soy muy reservado y solo se las cuento a mi almohada.
Ya ves amigo, esto no tiene
precio, un gesto así deja a uno fuera de sus casillas, pocas son las personas
que escriben cartas y muchos menos los que las guardan durante tantos años,
cuan importantes son las cartas escritas con el corazón, si siguiéramos
escribiéndolas a amigos y familiares, seguro que tendríamos más amigos y
mejores familiares, incluso si escribiéramos a los reyes magos tendríamos
mejores regalos, fíjate que si escribiéramos a los políticos nuestros deseos e
inquietudes en lugar de votarlos, no se atreverían a tratarnos como idiotas.
Recuperado pero emocionado
por la sorpresa, te voy a contar la poesía que escribí a mi querida primita el
año 1970, decía así.
Pajarillos de todo el
mundo,
Que disfrutáis de la
libertad.
Llevar esta carta a mi
primita,
Que la quiero felicitar.
Ruiseñor de bellos cantos,
Canta al viento tu mejor
melodía.
Que a través del eco del
viento,
Lleve la felicidad a mi
prima.
Si las flores más bellas
del campo,
Tuvieran alma y movilidad.
Formarían un hermoso ramo,
Para desearte mucha
felicidad.
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