Hoy
os voy a contar, la historia de uno de tantos pueblos, que a lo largo de los
siglos se fueron muriendo de éxito en nuestro país, se trata de este.
Se llama Vega de Valcarce, no muy grande pero bonito y
acogedor, se extiende por la vega, que el río Valcarce forma en el valle del
mismo nombre.
El modo de vida dependía
fundamentalmente de la ganadería y una agricultura orientada al autoconsumo,
donde destaca la producción de castañas y nueces, como fuente importante de
ingresos.
Todo el valle del
Valcarce formó señorío en la Edad Media y durante buena parte de ella.
Incluso tenía, dos importantes castillos medievales, de
los cuales en la actualidad sólo se conserva el de Sarracín.
EL Castillo inicial, al parecer, fue arrasado por el
gobernador del Califato Omeya, "Muza" en el año 714. Su
reconstrucción se debió de iniciar a finales del siglo IX., tras la
reconquista. El castillo probablemente fuera construido durante el Reinado de
Ordoño I, por su hijo, el Conde Gatón, dándole el nombre de su hijo Sarracino
Gatónez, Señor de Sarracín, Conde del Bierzo y de Astorga, hacia el año 850.
Fueron los
poderosos arzobispos de Compostela en la época de los templarios, los que
tenían en sus manos tan codiciada posesión, colocando otros tantos señores
feudales subalternos que se repartían el señorío de la comarca. Más tarde
pasaría a la jurisdicción de la Diócesis de León, y con el tiempo sufriría
nuevos cambios.
Los
señores feudales imponían a todo aquel que quisiera pasar a Galicia un pago
conocido como “portazgo”. El nombre actual de La Portela, un pequeño pueblo
situado a un par de kilómetros de Vega de Valcarce río abajo, en un
estrechamiento del valle, hace pensar que el “portazgo” estaba establecido en
este punto. En 1702 Alfonso VI intervino documentalmente para suprimir este
privilegio, con la intención de acabar con las tropelías que se justificaban al
amparo de su cobranza. Sin embargo, no desaparecería hasta muchos años después.
Este hecho, hace que muchos de los habitantes de esta
zona, del siglo XX y XXI, (incluido yo) no sepamos nuestro origen, yo como buen
ciudadano tiendo a pensar que mis antepasados eran pobres, al no poder pagar el
portazgo, se tuvieron que quedar en la zona y no pudieron alcanzar la tierra
prometida de Galicia, además todavía hoy sigo teniendo cierta morriña por
pasear en esa tierra prometida, pero me sigue retorciendo el intestino pensando
que tal vez mis ancestros fueron de los vagos y maleantes que expulsaron de
Galicia, por supuesto que estoy orgulloso de ser Berciano y presumo de ello
allá donde voy, siempre digo un dicho que oí de pequeño, que dice (Los
bercianos somos gente noble, un berciano nunca provoca peleas, pero jamás las
rehúye).
Solo tengo un
reproche para aquellos que siendo ricos, no supieron crear empresas que dieran
trabajo a sus conciudadanos y muchos tuvimos que ir a otras tierras a ganarnos
el pan.
El castillo de Sarracín, también fue un nido de
leyendas, que poco a poco se fueron descubriendo, entre ellas la de que era el
centro neurálgico de los Maquis, pura fabula, ya que estando tan cerca del
cuartel de la guardia civil era visitado casi a diario, obligando a vecinos
hacer de escudos humanos para explorar todos los restos del castillo.
También los Maquis es un nombre que no corresponde con los escapados
de la cabrera y los montes Aquilianos, los Maquis eran gente de la resistencia,
con ideas de izquierda, mientras que los escapados eran gente, en su mayoría
gente señalada por los vecinos con los que tenían mala relación o por el cura,
por el solo hecho de no ir a misa, merece especial mención Girón de Velasco,
que este sí que podría ser un Maqui, su historia la explica en su libro LA AGONIA DEL LEON: CARLOS
GONZALEZ REIGOSA, ALIANZA EDITORIAL, 2004.
El Pico de la Aquiana y a su
falda Montes de Valdueza en los Montes Aquilanos.
Esta organización nació oficialmente en la primavera de
1942, (antes
eran simples huidos por causas diversas), año en que se celebra su congreso
fundacional en los montes de Ferradillo (Montes Aquilanos),
cerca de Ponferrada. De carácter expresamente pluralista,
integraba en sus filas a socialistas, cenetistas, anarquistas, ugetistas,
comunistas y combatientes sin militancia definida. Una de las normas
establecidas desde su formación fue la prohibición del proselitismo,
a fin de mantener la armonía entre las diversas tendencias políticas.
Digo esto, porque mi tío Tomas, me lo contó, ya que él
fue uno de los integrantes de la partida de Velasco, el caso de mi tío Tomas,
fue mas una chulería de mozuelo que otra cosa, el 13 de junio de 1936 se
dirigía al San Antonio a Villafranca, con su garrota, al parecer era normal
llevarla a las fiestas, no en vano, ya que casi siempre por una cosa o otra,
salían a palos, un guardia civil (creo recordar que se llamaba Varela), le
preguntó por qué llevaba el bastón, mi tío le contestó que no era suyo, pero
que tenía permiso para usarlo si era necesario, además tengo este revolver con
sus correspondientes balas, por si el bastón no es suficiente, en poco más de
un mes empezó la guerra y con ella su huida, siempre reconoció que su chulería
rompió la vida de toda su familia, su hermano Manuel, huido con él, su madre en
la cárcel y sus hermanos pequeños con unos doce años pasando hambre y
sobreviviendo de lo que les daban los vecinos, errores de juventud.
Pero
volvamos a la Vega, En Vega de Valcarce se encuentra situada la Iglesia de la
Magdalena, reformada en distintas épocas, por lo que podemos datarla en varias
fechas: siglos XVII, XIX y 1958 y 1980. Es un edificio de planta rectangular,
de una sola nave y torre campanario de planta cuadrada a los pies. En el
exterior, la nave, con cubierta a dos aguas, refuerza sus muros laterales con
contrafuertes, completando su volumen con la torre, de dos cuerpos para
campanas, con dobles arcos de medio punto en cada una de sus caras, convertidos
en el primer tramo en balcones con acceso desde el coro. En la obra de los años
80 se recreció un tercero de menor dimensión. Todo el exterior se presenta
revocado en color amarillo con rejuntados resaltados en blanco.
La
casa Lavandeira, uno de los comercios más representativos de la Vega en sus
años dorados, (Hoy entidad bancaria) era la farmacia y droguería,
había el dicho de que si no encontrabas una cosa en casa lavandeira no existía.
Escultura de madera, creo que del Pumarego, al fondo el
hórreo donado por un vecino de Laballós.
Como capital de la zona y sin duda, el hecho
de haber constituido desde siempre la principal entrada a Galicia desde
Castilla y en plena Ruta Jacobea, rodeada de grandes montañas, como los ancares
leoneses, el Caurel, la sierra del Cebrero y la pena do Seo, hacían que los
habitantes del valle fueran a comprar a este lugar, lo que la convirtió en
centro comercial neurálgico de la zona, hasta el año 1970 aproximadamente, el
caso es que los comercios ganaban mucho dinero, llenaron los bancos de dinero
que estos prestaban a las industrias en el resto de España, sin crear ninguna
en la zona, los comerciantes estudiaron los hijos que luego marcharon a ejercer
sus carreras a las grandes ciudades, las grandes superficies comerciales y la
mejora en las vías de comunicación hicieron el resto, quedando el pueblo sin
jóvenes, sin ideas, durmiendo en los laureles del éxito, esperando el milagro
de que alguien creara alguna fuente de riqueza o que el ayuntamiento trajera
algún inversor, mientras los vecinos emigraban en busca de su futuro, hoy día,
es un pueblo envejecido, los antiguos tenderos pasean sus recuerdos y cuentan
su pasado próspero, solo unos pequeños negocios enfocados a los peregrinos
permiten tomar una cerveza en una terraza.
También colaboró, en el enriquecimiento, las minas de
Wolframio en Peña del Seo, aunque la mina pertenecía al ayuntamiento de
Corullón, se beneficiaron de ella todo el entorno, el mineral era vendido a
Alemania en la II Guerra Mundial (1940-1945): El mineral, era recogido de forma
furtiva y anárquica. En esta época se llegó a vender la tonelada por 285.000
pesetas.
Pena do seo
con las casetas de los mineros.
En una segunda fase se vendió al bando americano,
durante la Guerra de Corea (1950-1953): corresponde a la época de mayor auge de
la explotación. En esta época se vendían hasta 6 toneladas por mes de mineral.
Las minas cerraron en 1958, a causa de la baja demanda del mineral. Fueron
muchos los habitantes de la zona que trabajaban en las minas, (algunos dejaron
su propia vida) pero los dineros les permitían comprar lo necesario en los
comercios de la Vega.
En la actualidad, todo es decadente, siguen siendo un
paraíso todos los pueblos de este ayuntamiento, con rincones llenos de historia
que nadie promociona, con rutas para caminantes que nadie pone en el mapa, ni
siquiera se rozan los caminos que unen a los diferentes pueblos, puentes
romanos que están tapados de maleza, molinos que funcionan y nadie hace servir
ni visita, hornos donde se cocía el pan
en los pueblos que están cayendo y nadie lo evita, árboles milenarios que nadie
hace caso, etc.
Sin embargo la peor decadencia es la de la población,
en muchos pueblos solo quedan mayores de 80 años, es cuestión de pocos años
para que queden abandonados, solo los pueblos por donde pasa el camino francés
de la ruta a Santiago queda algún
indicio de continuidad, lo peor la poca iniciativa de sus gentes y peor la de
sus dirigentes.
Haría falta un
líder capaz de juntar a todos los que amamos a esta tierra, en una especie de
simposio, para recabar ideas, buscar formulas de recuperación y no pedir,
exigir a los diferentes gobiernos y administraciones, que esta comarca siempre
contribuyó a las arcas y que rara vez fue tenida en cuenta.
Sin duda, esta es parte de la historia que yo recuerdo,
seguro que hay otras muchas, espero que también las expongan, que nadie se me
enfade si me dejo lo más importante, esta primavera hizo 50 años que tuve que
decir adiós a estos parajes, eso sí, dejé la puerta abierta para regresar
cuando puedo, para subir a cualquiera de sus montañas y contempla la belleza de
este valle.
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