Ruteando por Galicia, concretamente el día 24 de
septiembre, estando en la zona termal de Barbantes, me encontré a un amigo
gallego, hacía tiempo que nuestras giras no se cruzaban, le expresé mis
sentimientos hablándole bajito, (para respetar la jornada de reflexión,)
después de los abrazos de rigor, el me explicó su ritual para tal efecto,
consistía en meterse en la bañera llena de agua sumergir la cabeza durante
media hora, luego respirar a fondo al tiempo que te concentrabas en repasar
mentalmente los programas a elegir.
Yo
que siempre hago caso a los amigos, me fui a reflexionar en mi bañera natural
preferida, en las pozas de Melón, un paraíso para soñar, a pesar de que el seco
verano las dejó casi secas, el día estaba medio nublado y la temperatura algo
fría para el baño, menos mal que los bancos de niebla que pasaban de vez en
cuando daban la impresión que el agua humeaba, como tenía que hacerlo para la
reflexión, le puse lo que hay que poner y adentro.
Sumergí la cabeza, tal como me recomendó mi amigo, eso
sí solo aguanté un minuto, mientras reflexionaba, aproveché para acariciar mi
esbelta figura, no siempre se está en bolas en plena naturaleza, incluso los
pájaros revoloteaban alrededor para verme, cuando me di cuenta una bella dama
me observaba a través de las aguas transparentes, al tiempo que me hacia estas
fotos, no podía defraudarla, me marque unas danzas de sireno experimentado, no
os cuento lo siguiente para respetar la intimidad de mi sirena.
Durante los veinte minutos que duró mi baño, se me
fueron congelando las ideas, empecé a tener dudas existenciales, ¿Será mi amigo
tan bueno como parece? A lo mejor, como me conoce, ¡Quiso bloquear mis neuronas
para que vote a los malos! ¿Tal vez metiendo la cabeza media hora debajo del
agua tratara de deshacerse de un voto contrario?
Por fin encontré la paz, después de secarme al sol,
imitando los lagartos que dormitaban encima de las rocas cuando por fin salió
el sol.
Fuimos
a comer a Ribadavia, después de recuperar las fuerzas y el sentido, visitamos su
barrio judío, parando a rezar y poner gasolina en la plaza con buen ribeiro y
mejor jamón, luego a dormir en el parking de los plataneros escoltados a pocos
metros por la benemérita.
Por
la mañana temprano antes de acudir a votar me fui a leer la constitución en el
parque, después de reafirmar cuales son los derechos que me asisten, fui a
votar a un colegio cercano, entregué mi D.N.I. y la señorita muy amable me dijo
que los catalanes no podíamos votar, eso ya lo sé señorita, (Verá, es que a
nosotros nos gustaría votar señorita, pero un gallego nos lo impide) lo siento
pero no está usted en las listas, saqué mi carnet del Club Camper Galicia, y le
dije, (pruebe con este haber si cuela) con este sí que podrá usted votar diez o
doce veces el domingo que viene en Muros, su club celebra la asamblea anual,
gracia señorita por comprender que votar no es nada malo, ya ve que poco cuesta
hacer a un hombre feliz.
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