Pepe el pastor de pollos.
Pepe Repepe era pastor de pollos,
Vino el milano y se los llevó todos.
Pepe lloraba y el milano cantaba,
Pepe le decía ojalá reventaras.
El domingo por la mañana, también me fui a pasear,
cuando regresé el olor a guiso se sentía por todo el pueblo, destapé la cazuela
para ver lo que quedaba de mis amigos, un rubor recorrió todo mi cuerpo, cabreado,
marché a ducharme sin saber cuál sería mi menú, luego más relajado, reflexioné
tumbado en el sofá, cuan dura es la vida y que malos tragos nos da a veces, es
ley de vida decía mi abuela, la naturaleza es muy sabia y casi perfecta, para
vivir unos seres tenemos que matar a otros animales o plantas y que estas
también matan a otras para su supervivencia, incluso nosotros seremos alimento
de otros animalitos que reciclaran nuestros restos, también que los minerales
sufren en silencio nuestros ataques, por eso las piedras se ponen en nuestro
camino para hacernos caer y nos demos cuenta que las hacemos sufrir.
Yo pensaba que algunos matan por placer y otros
disfrutan explotando a otros de su especie, incluso mis pollos, casi todos
maltratan y someten al más débil de la manada, gracias a los invitados que me
hicieron ver que no todos somos crueles con los demás, la mayoría nos ayudamos
y damos la mano a aquellos que se cayeron al tropezar con una maldita piedra.
Después de todo esto me invitaron a participar del
festín, luego pensé que otras veces también había comido pollos criados y
matados por otros y que al fin no era tan grave, tomé un trago de vino, luego
saboree hasta el jugo que se deslizaba por mis dedos, incluso pensaba que yo
había colaborado en su crianza y que me merecía tan suculento manjar, luego los
postres, los cafés, los chupitos y las cerezas del orujo.
Por la tarde en mis ratos de pensar, me di cuenta que
yo también era un hipócrita igual que muchos miles más que viven en contra de
sus convicciones.
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