Hermosas sorpresas.
Estos
días ando un poco descontrolado, tal vez es porque se acerca mi cumpleaños,
como este año no hay 29 de febrero, supongo que nadie me hará regalos, como no
espero nada, me regalé uno de mis caprichos, una de las plantas que más me
gusta, esta preciosa orquídea, al llegar a casa mi mujer con los ojos como
platos me dio un abrazo, luego me dio las gracias por tan bonito regalo,
(ella
siempre quiso tener una) luego tuve que explicarle que el regalo era para mí,
por el cumpleaños cercano, pero mirando el brillo de ilusión que había en sus
ojos, no tuve más remedio que decirle que compartiríamos la felicidad y energía
que produce tan preciado regalo, le damos todos los cuidados que me recomendó
el floristero y estoy haciendo un curso
de cuidados especiales que expertos en la materia ponen en internet, ahora cada
día le damos los buenos días nada más levantarnos, pulverizamos sus hojas cada
dos días, humedecemos sus raíces cada semana y cada mes pondremos el abono que
necesita para estar tan hermosa.
Luego
mi mujer me dijo que había estado a punto de traer dos muñecas que habían
tirado en la basura, pero que estaban muy sucias y desnudas y las dejó allí
tiradas, (le miré con cara de enfado, como casi siempre que quiero conseguir
algo de ella) es mejor que vayas a buscarlas, bien limpias y con tus manos de
artista puedes conseguir darles vida, marchó corriendo y en cinco minutos ya
las teníamos en casa.
Yo
no me preocupé más de ellas, sabía que estaban en buenas manos, en una semana
ya me enseñó nuestras gemelas adornando nuestra cama, fue como volver a
sentirnos niños, en nuestra niñez no tuvimos el privilegio de tener juguetes,
solo los que podíamos hacer nosotros con nuestras manos y la imaginación que
solo un niño tiene, no os cuento como lo celebramos, forma parte de nuestros
secretos.
A Lisa le puso un vestido estampado, hecho y diseñado
por ella misma, para que no tuviera frio, una chaqueta de punto rosa, obra de
sus hábiles manos, con sus botones para que luciera su esbelta figura, con un
ligero despeinado para que le diera un punto de modernidad y travesura, como
tienen que ser los niños.
A
Michelle, un pantalón de muñequitos de nieve, para resaltar el color de su piel
morenita y un jersey de dos colores, el rosa que destaca más su angelical cara
y las mangas azules con ese aire moderno y de diversidad que la artista supo
leer en sus ojos.
Después de contemplar tan hermosa recuperación, salí a
dar un paseo para poner en el almacén de mis recuerdos tantas emociones,
regresé y encontré a mi hijo adormilado, casi a oscuras en el sofá abrazado a
Michelle, reconozco que me enfadé, tal vez por celos.
¿Cómo puede apropiarse de
algo que con tanto cariño sus padres recuperamos? Con la determinación
pacificadora de mi artista, me fui sosegando y reconocí que no había para
tanto, al fin estaba haciendo lo que tantos años llevamos diciéndole que se
busque una pareja, con el único fin de que forme su hogar y nos deje solos,
bueno quizá este sea el principio, luego encontrará otra que también le abrace
a él y sienta el calor y la ternura que ahora le da la muñeca, parecía tan
tierno que casi sin que se enterara inmortalicé el momento, ahora dice que
tiene que llevarla a su cama para poder dormir a pierna suelta.
Después de todo, para que me dejen jugar a mí, le
compré a mi parienta una muñeca de porcelana clásica, la cual siempre observaba
cada vez que pasábamos por delante de una tienda, espero con ansia que me dejen
un momento para disfrutar de mis muñecas o tal vez de la recompensa.
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