Hoy os cuento uno de mis amores, esta vez vegetal, hace unos seis
años regalé a mi mujer por su cumpleaños esta flor, no sé ni su nombre
científico, es conocida como la suegra y la nuera, por aquello de que echa dos
flores y cada una está de espaldas a la otra, es preciosa, le gustan los mimos
y las caricias suaves, al contrario que las suegras y las nueras es muy
callada, en cambio adora los susurros, sus pétalos tiemblan de orgullo y
emoción cundo le dices lo hermosa que es y cuanto agradeces su belleza.
El caso es que cada año puntual a su cita a finales de mayo florece,
es como un premio a los cuidados que le dispensamos todo el año, el año pasado,
tal vez alcanzó su madurez y para demostrarlo echó tres flores, una un poco más
retrasada, pero igualmente hermosa, fue una explosión de color y alegría en
casa, cada día al levantarme, incluso antes de lavarme la cara, acudo a la
terraza a darle los buenos días y por la noche antes de acostarme le regalo un
poco de agua, que recojo de la lluvia para saciar la sed del calor del día, este
año regresé de mi gira furgonera de dos meses, el día 15 de mayo, fui a verla,
estaba más bien triste, el riego automático que le dejé no regaba suficiente,
le pedí disculpas por tenerla abandonada, compensándola con un buen riego y
abono ecológico, en solo ocho días agradeció mi presencia, esta vez con cuatro
flores en el mismo tallo, cada cual más hermosa, loco de alegría le acariciaba, le daba de
beber cuando el calor apretaba, por la mañana le recitaba pequeños poemas que la
frescura del roció posado en sus pétalos me inspiraba y por la noche recogía
los reflejos de la luna que resaltaban más sus colores para dormir
plácidamente, disfrutamos de su grandeza durante nueve días, hasta que sus
pétalos empezaron su declive, fue entonces cuando me di cuenta que no había
tenido tiempo de inmortalizar ese momento con una foto, para enseñarla a mis
amigos, ya no estaba a tiempo, no podía mostrar su decadencia después de
haberme dado tanto, todo quedó en mi retina.
Tal vez para agradecer mis cuidados, a los quince días
volvió a florecer una segunda floración, algo inédito, solo lo hacía una vez al
año, esta vez con tres flores, todas iguales y hermosas, a mi me pareció que la
muy coqueta no quería que vosotros mis amigos os quedarais sin verla, aquí la
tenéis, quiero compartir con vosotros el amor de mi idilio vegetal.
Gracia amor por tu hermosura,
Soy feliz con mi inmensa fortuna
Tengo a la más preciosa flor
Al lado de mi laguna.
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