sábado, 9 de abril de 2016

Mi berza se Muere



¡Mi berza se me muere!, esta mañana fui a visitarla, como cada día, coqueta como una bella dama, lucia sus flores radiante, parecía el más hermoso ramo que una ilusionada novia podía lucir, el rocío recogido durante la noche le producía un brillo especial, orgullosa y altanera me dedicaba tal vez lo que sería su testamento, sabe que le prometí que sus últimas semillas serian recogidas y repartidas entre los vecinos y que en pocos años todo el pueblo lucirá cientos de sus herederos para envidia de las gentes que nos visiten.

Estaba yo tan contento y emocionado dedicándole mis poemas que no era consciente de sus susurros, cuando terminé mi ritual de adoración, empecé a darme cuenta que mi amor vegetal estaba llegando a su fin, asustado empecé a buscar entre sus flores alguna guía interior que me diera esperanzas de que seguiría creciendo, nada parece indicar futura vida en su interior, cuando sus flores se conviertan en semillas todo llegará al final.
Tomé las fotos para el álbum de mis preciados recuerdos, siempre estará en mi corazón, pero siempre podré enseñar al mundo estas imágenes, que figuraran como parte de mi herencia a mis descendientes.
Yo me resisto a creer que esto sea el final, todos los vecinos, expertos en berzas, dicen que no hay  remedio, que todo tiene su final y que mi berza superó con creces en tamaño y longevidad a todas las de su especie, agradezco sus condolencias pero me resisto o más bien espero, que una especie de resurrección, vuelva a dar un brote que la devuelva a seguir dándome la ilusión de abrazarla cada mañana, soy consciente que es ley de vida, como decía mi abuela, pero me aferro a su fuerza sobrenatural y de momento no quiero escribir su epitafio.

Cuando recoja sus semillas, la seguiré abrazando para darle mi calor a su tronco desprotegido, el amor, la naturaleza y el calor del verano hace brotar mil amores y a veces retoños que parecían imposibles, mientras el cuidado, el abono, el riego necesario, mis besos, mis poemas y mis caricias seguirán mimando al más grande de mis amores vegetales.
Espero vuestros consejos, rezos, brujerías, para salvar mi berza, tal vez algún día os pueda compensar con alguna de sus semillas.

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