domingo, 24 de abril de 2016

Buscatesoros


Hoy ha sido un buen día, un gran día, todo empezó hace casi dos meses, salí a pasear a Ruidoso ,  (le puse este nombre ya que estos pequeñajos solo pueden hacer ruido para hacerse notar) le hice correr para fortalecerlo, al tiempo que le enseñaba las cosas maravillosas que la naturaleza nos da, para él fue una experiencia de novato,
olfateaba  todo lo que encontraba, incluso se asustaba cuando el viento movía las flores, me senté un momento a disfrutar del bosque de castaños, bueno miraba si ya empezaban a salir los xantarelos, ocupado almacenando en mi cerebro todo lo que estaba viendo, oí a Ruidoso ladrando envalentonado a algún bicho, me acerqué, justo cuando este jabalí también juguetón, estaba a punto de ponerle en su sitio, al pobre Ruidoso.


Todavía no entiende que no todo el territorio es suyo, tampoco sabe que en el campo rige la ley del más fuerte, lo cogí en mis brazos, el jabalí sorprendido de que dominara con tanta facilidad a tan tremenda fiera, se quedó observando que ocurría, mirándome fijamente a los ojos se marchó quedándose con mi cara. 


Al cabo de unos días, también recorriendo mis dominios encontré al amigo jabalí, en esos momentos estaba poco inspirado y le bautice con el nombre de morenito, más que nada por su color, yo le hablaba, le contaba cosas y el a una distancia prudencial me miraba, intenté tirarle un trozo de pan de mi bocadillo de media mañana, pero no se fiaba, me marché y acudió a comer mi regalo, tal vez le gustó, porque cada vez que nos encontramos se acerca un poco más, ya me conoce, cuando entro en el soto le grito morenin y no tarda en aparecer, ya sabe que ahora siempre le reservo un trozo de mi bocadillo. 
 Hace dos días, se me ocurrió repartir el pan en pequeños trocitos, los esparcí por todo el alrededor, al día siguiente el morenito había revuelto todo el trozo donde tiré el pan, como soy

 muy listo, me pareció una manera fácil de saber si debajo de tantas hojas caídas había el manjar que yo buscaba.

Es cierto, estaban arrancados, pero quedaban al descubierto, solo tenía que tirar el pan un día en cada sitio, donde ya sé que hay tesoros escondidos, hoy tengo esto para aperitivo.




Sé que soy un poco malo, no os cuento donde los consigo, de todas formas vosotros no tenéis un ayudante tan adelantado, ni tan malas artes como yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dejame un comentario

Archivo del blog