Hoy os voy a contar la historia de un colegio, e indirectamente de los maestros, se trata del colegio Ribot y Serra de Sabadell, hoy recauchutado a instituto por los recortes a la enseñanza pública, este colegio funcionó como centro experimental de la universidad de Barcelona desde principios de los setenta hasta el cambio a la ESO, la dirección estaba compuesta por tres directores a tiempo parcial y a la vez docentes, uno era el director de estudios, otro director de relaciones externas y el otro director del centro y relación con los padres y personal de servicios.
Funcionaba coordinado por un consejo escolar, compuesto por los 3 directores, 2 maestros elegidos como representantes del colectivo, 3 padres elegidos por la AA PP, 2 representantes del personal no docente (normalmente el conserje y uno del personal de servicios) y tres alumnos elegidos por todo el alumnado.
Sus funciones eran claras, solucionar los problemas del día a día, que cada representante exponía, supervisar el desarrollo del programa aprobado a principio de curso, realmente funcionaba como un consejo de administración con todo el poder de decisión.
El colegio elegía los profesores, antes de finalizar el curso, se facilitaba a la universidad las necesidades, (ejemplo 1 maestro de mates, 2 de ciencias y 3 de lengua) la universidad recogía los currículos de los interesados, tenían que presentar una propuesta que desarrollar dentro de su especialidad durante cuatro años, prorrogables a dos más, el consejo escolar escogía los más adecuados a las necesidades del centro, también antes de terminar el curso se aprobaba el contenido del curso siguiente, a si como el traspaso de los alumnos de una clase al que sería su profesor en el curso siguiente.
Lo más novedoso era que más de la mitad de los padres colaboraban en los talleres ya que más de la mitad de asignaturas se hacían en talleres, coordinados por el maestro y ayudado de dos padres o madres, ejemplo, (el sistema métrico se estudiaba en el taller de madera para que el alumno supiera de la importancia de un milímetro, o en el taller de cocina donde podían pesar y medir los ingredientes de un pastel) las ciencias naturales se estudiaban en excursiones donde se podía comprobar la evolución de animales y plantas, o la importancia de las mareas.
Casi no existían libros ya que el profesor facilitaba las materias que tenía que impartir y los padres tirando de ciclostil lo plasmaban en folios, el material usado era igual para todos y cada alumno encargado por turnos repartía a sus compañeros, se pagaba una cuota de material, podíamos decir solidaria, que en todo caso era más barata que comprar libros y con ella se garantizaba que todos los alumnos tuvieran el mismo material, incluso los que no podían pagar la cuota.
Nunca se daban las notas a los alumnos, era obligatorio que las recogiera el padre o madre para que el profesor pudiera comentarle como se desarrollaba el hijo y su comportamiento, al mismo tiempo de agradecerle su colaboración en los talleres o lo importante que sería su colaboración.
LOS MAESTROS, yo prefiero llamarles así, porque eran verdaderos sabios de la materia y de cómo enseñarla, hacían verdadera piña con los padres, sabían de la importancia que tenían en el desarrollo de sus hijos, era normal verlos reunidos con el consejo escolar o con el APA durante el mes de julio para dejar todo a punto para el comienzo del curso.
El método era tan novedoso, que venían de muchas partes de España y algunos del extranjero a interesarse por su funcionamiento, ¡como añoro las ilusiones y logros compartidos con los
maestros mientras mis hijos formaban parte del colegio!, ¡como me duele que todo se fuera a la papelera, enviado por los podadores profesionales que nos venden las bondades del progreso!
Solo me consuela que muchos de esos maestros sigan saliendo a la calle, (a los que a veces me sumo) en defensa de la enseñanza pública y gratuita para que todos puedan estudiar sin tener en cuenta el bolsillo de sus progenitores, lamentando la ausencia de los padres que muchos de ellos delegan sus funciones de educar a sus hijos a los pobres maestros.
Vaya mi admiración y mi apoyo a esos pobres maestros de hoy, que aunque no son como los del refrán que dice (pasas más hambre que un maestro de escuela) siguen necesitando el apoyo de los gobernantes, los padres, la sociedad y de los alumnos que por ellos sufren y trabajan, soportando las intrusiones de los que quieren reeducarlos, eso lo explica mejor PATXI ANDION en este video cuyo enlace es el siguiente https://www.youtube.com/watch?v=3uu8Y2_ITOg&feature=player_detailpage
Saludos
Funcionaba coordinado por un consejo escolar, compuesto por los 3 directores, 2 maestros elegidos como representantes del colectivo, 3 padres elegidos por la AA PP, 2 representantes del personal no docente (normalmente el conserje y uno del personal de servicios) y tres alumnos elegidos por todo el alumnado.
Sus funciones eran claras, solucionar los problemas del día a día, que cada representante exponía, supervisar el desarrollo del programa aprobado a principio de curso, realmente funcionaba como un consejo de administración con todo el poder de decisión.
El colegio elegía los profesores, antes de finalizar el curso, se facilitaba a la universidad las necesidades, (ejemplo 1 maestro de mates, 2 de ciencias y 3 de lengua) la universidad recogía los currículos de los interesados, tenían que presentar una propuesta que desarrollar dentro de su especialidad durante cuatro años, prorrogables a dos más, el consejo escolar escogía los más adecuados a las necesidades del centro, también antes de terminar el curso se aprobaba el contenido del curso siguiente, a si como el traspaso de los alumnos de una clase al que sería su profesor en el curso siguiente.
Lo más novedoso era que más de la mitad de los padres colaboraban en los talleres ya que más de la mitad de asignaturas se hacían en talleres, coordinados por el maestro y ayudado de dos padres o madres, ejemplo, (el sistema métrico se estudiaba en el taller de madera para que el alumno supiera de la importancia de un milímetro, o en el taller de cocina donde podían pesar y medir los ingredientes de un pastel) las ciencias naturales se estudiaban en excursiones donde se podía comprobar la evolución de animales y plantas, o la importancia de las mareas.
Casi no existían libros ya que el profesor facilitaba las materias que tenía que impartir y los padres tirando de ciclostil lo plasmaban en folios, el material usado era igual para todos y cada alumno encargado por turnos repartía a sus compañeros, se pagaba una cuota de material, podíamos decir solidaria, que en todo caso era más barata que comprar libros y con ella se garantizaba que todos los alumnos tuvieran el mismo material, incluso los que no podían pagar la cuota.
Nunca se daban las notas a los alumnos, era obligatorio que las recogiera el padre o madre para que el profesor pudiera comentarle como se desarrollaba el hijo y su comportamiento, al mismo tiempo de agradecerle su colaboración en los talleres o lo importante que sería su colaboración.
LOS MAESTROS, yo prefiero llamarles así, porque eran verdaderos sabios de la materia y de cómo enseñarla, hacían verdadera piña con los padres, sabían de la importancia que tenían en el desarrollo de sus hijos, era normal verlos reunidos con el consejo escolar o con el APA durante el mes de julio para dejar todo a punto para el comienzo del curso.
El método era tan novedoso, que venían de muchas partes de España y algunos del extranjero a interesarse por su funcionamiento, ¡como añoro las ilusiones y logros compartidos con los
maestros mientras mis hijos formaban parte del colegio!, ¡como me duele que todo se fuera a la papelera, enviado por los podadores profesionales que nos venden las bondades del progreso!
Solo me consuela que muchos de esos maestros sigan saliendo a la calle, (a los que a veces me sumo) en defensa de la enseñanza pública y gratuita para que todos puedan estudiar sin tener en cuenta el bolsillo de sus progenitores, lamentando la ausencia de los padres que muchos de ellos delegan sus funciones de educar a sus hijos a los pobres maestros.
Vaya mi admiración y mi apoyo a esos pobres maestros de hoy, que aunque no son como los del refrán que dice (pasas más hambre que un maestro de escuela) siguen necesitando el apoyo de los gobernantes, los padres, la sociedad y de los alumnos que por ellos sufren y trabajan, soportando las intrusiones de los que quieren reeducarlos, eso lo explica mejor PATXI ANDION en este video cuyo enlace es el siguiente https://www.youtube.com/watch?v=3uu8Y2_ITOg&feature=player_detailpage
Saludos
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