
En las afueras de la localidad, el mencionado río Glorieta
ha ido formando a lo largo de los años, de manera lenta pero incansable, una
caverna con saltos de agua, que forma al final una bella cascada, una piscina
natural de aguas claras y cristalinas, encajada entre montes y rodeada por una
frondosa vegetación, en un escenario realmente paradisíaco. Se trata del
conocido como Niu de l’Àliaga, o Nido del Águila en castellano.
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