sábado, 27 de febrero de 2016

PANTALONES



Hoy, os cuento un cabreo que he tenido estos días, todo empezó hace más o menos un año, era el final de rebajas, siempre acudo al final porque todo está un poco más barato, el caso es que quería comprar unos pantalones de montaña, abrigan mucho más y cuestan casi lo mismo, mis calorías han ido disminuyendo con los años y con estos pantalones me siento más confortable, de lo poco que ya quedaba, me encapriché de unos que eran mi talla, del modelo que me sienta bien y del color gris medio, mi favorito, cuando los voy a probar me dice la dependienta que son de mujer, yo pregunto  ¿cómo se sabe eso?,  me dijo que es porque su abertura esta hacia la izquierda, de hombre ya no nos quedan, apostilló, bien en ese caso me los quedo, si usted no pone ningún impedimento, le contesté, por mi como si se quiere poner faja, consciente de que mi cintura anda un poco desparramada me lo tomé con filosofía.
En todo el año me los puse, sobretodo  en otoño e invierno, el caso es que nadie se da cuenta o no le dan importancia, pero yo lo comento con los amigos y siempre generan comentarios, desde jocosos, divertidos, algo insinuativos,  alguno llegó a decir que los de las mujeres tenían que tener abertura también, las mujeres tienen la necesidad de meter el dedo para rascarse, igual que nosotros, etc.
Casi siempre acaba la discusión en mi disertación de incrédulo, como puede ser que los dirigentes de la moda y los confeccionistas,  no pensaran que haciendo un pantalón unisex  seria más barato ya que se ahorrarían la mitad de patrones y modelos, no es lo mismo hacer una tirada de cien, que dos de cincuenta, al fin y al cabo las mujeres tienen que bajarlos igual.
 Un día un amigo historiador y muy inteligente, ante mi dilema, me explicó el por qué de esa diferencia,  dijo que veníamos de una sociedad machista y que todavía seguía siendo, aunque en menor medida, los pantalones siempre fueron una prenda de hombre y que era un distintivo de poder, bastaba con recordar que se decía que el hombre era el que llevaba los pantalones en casa y que el hombre que era hombre se vestía por los pies, cuando las mujeres empezaron a poner pantalones se hacían diferentes para que quedara claro que eran diferentes y que el hecho de que los llevaran no quería decir que pudieran mandar.
Se me calentaron los cascos y también las entretelas, le dije, estamos en el siglo xxi y esto no tiene ninguna gracia, mi cabeza se puso en marcha y no paraba de pensar cuan injusta era esta moda, ¿por qué los dirigentes no acaban con esto?, ¿por qué las organizaciones feministas no acaban con ella?, fue tal mi cabreo que no pude dormir hasta que se lo conté todo a mi almohada. 



Por la mañana mi almohada me dio la solución, me marché otra vez a las rebajas y compré dos pantalones más, del mismo modelo, del mismo color y la misma marca, esta vez la dependienta me dijo que estos sí que eran de hombre, solo me faltaba a mí esto, le conté que para mí no existían pantalones de hombre ni de mujer, yo me llevo dos pantalones para una persona diestra, porque para cosas de micción soy diestro sabes, por esta razón son más prácticos con la abertura hacia la derecha, si yo fuese zurdo, me llevaría otros de abertura a la izquierda como los que llevo puestos, sabes, yo soy partidario de la igualdad entre sexos, al llamar a los pantalones de diestros y zurdos nadie le puede atribuir a un pantalón ningún estatus ni poder añadido, es como una discriminación positiva, los hombres zurdos pueden llevarlos con abertura izquierda más adecuados a sus hábitos y los diestro podemos seguir llevándolos con abertura derecha por comodidad, no porque llevarlos suponga ningún título ni superioridad  y las mujeres podéis poner los que os venga en gana, al no tener que sacar el pitorro para las necesidades de micción, puso cara de manzana agria y para que se relajara me hice un paseíllo de pasarela, al tiempo que le preguntaba lo bien que me sentaban mis pantalones de abertura izquierda y lo redonditas  que ponían mis posaderas.
La dependienta marchó, no antes de pedirle disculpas, eso sí le recomendé pensar, ella como mujer era mucho más de lo que se creía.
Ahora os pido a vosotros, mis amigos y que yo presumo inteligentes, que me deis vuestro punto de vista y os recomiendo que nunca más compréis pantalones de hombre ni de mujer, siempre de abertura derecha o izquierda y las mujeres sobre todo apretaditos.


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