Hoy, os cuento un cabreo que he tenido estos días, todo
empezó hace más o menos un año, era el final de rebajas, siempre acudo al final
porque todo está un poco más barato, el caso es que quería comprar unos
pantalones de montaña, abrigan mucho más y cuestan casi lo mismo, mis calorías
han ido disminuyendo con los años y con estos pantalones me siento más
confortable, de lo poco que ya quedaba, me encapriché de unos que eran mi
talla, del modelo que me sienta bien y del color gris medio, mi favorito, cuando
los voy a probar me dice la dependienta que son de mujer, yo pregunto ¿cómo se sabe eso?, me dijo que es porque su abertura esta hacia
la izquierda, de hombre ya no nos quedan, apostilló, bien en ese caso me los
quedo, si usted no pone ningún impedimento, le contesté, por mi como si se
quiere poner faja, consciente de que mi cintura anda un poco desparramada me lo
tomé con filosofía.
En todo el año me los puse, sobretodo en otoño e invierno, el caso es que nadie se
da cuenta o no le dan importancia, pero yo lo comento con los amigos y siempre
generan comentarios, desde jocosos, divertidos, algo insinuativos, alguno llegó a decir que los de las mujeres
tenían que tener abertura también, las mujeres tienen la necesidad de meter el
dedo para rascarse, igual que nosotros, etc.
Casi siempre acaba la discusión en mi disertación de
incrédulo, como puede ser que los dirigentes de la moda y los
confeccionistas, no pensaran que
haciendo un pantalón unisex seria más
barato ya que se ahorrarían la mitad de patrones y modelos, no es lo mismo
hacer una tirada de cien, que dos de cincuenta, al fin y al cabo las mujeres
tienen que bajarlos igual.
Un día un amigo
historiador y muy inteligente, ante mi dilema, me explicó el por qué de esa
diferencia, dijo que veníamos de una
sociedad machista y que todavía seguía siendo, aunque en menor medida, los
pantalones siempre fueron una prenda de hombre y que era un distintivo de
poder, bastaba con recordar que se decía que el hombre era el que llevaba los
pantalones en casa y que el hombre que era hombre se vestía por los pies,
cuando las mujeres empezaron a poner pantalones se hacían diferentes para que
quedara claro que eran diferentes y que el hecho de que los llevaran no quería
decir que pudieran mandar.
Se me calentaron los cascos y también las entretelas,
le dije, estamos en el siglo xxi y esto no tiene ninguna gracia, mi cabeza se
puso en marcha y no paraba de pensar cuan injusta era esta moda, ¿por qué los
dirigentes no acaban con esto?, ¿por qué las organizaciones feministas no
acaban con ella?, fue tal mi cabreo que no pude dormir hasta que se lo conté
todo a mi almohada.
Por la mañana mi almohada me dio la solución, me marché
otra vez a las rebajas y compré dos pantalones más, del mismo modelo, del mismo
color y la misma marca, esta vez la dependienta me dijo que estos sí que eran
de hombre, solo me faltaba a mí esto, le conté que para mí no existían
pantalones de hombre ni de mujer, yo me llevo dos pantalones para una persona
diestra, porque para cosas de micción soy diestro sabes, por esta razón son más
prácticos con la abertura hacia la derecha, si yo fuese zurdo, me llevaría
otros de abertura a la izquierda como los que llevo puestos, sabes, yo soy
partidario de la igualdad entre sexos, al llamar a los pantalones de diestros y
zurdos nadie le puede atribuir a un pantalón ningún estatus ni poder añadido,
es como una discriminación positiva, los hombres zurdos pueden llevarlos con
abertura izquierda más adecuados a sus hábitos y los diestro podemos seguir
llevándolos con abertura derecha por comodidad, no porque llevarlos suponga
ningún título ni superioridad y las
mujeres podéis poner los que os venga en gana, al no tener que sacar el pitorro
para las necesidades de micción, puso cara de manzana agria y para que se
relajara me hice un paseíllo de pasarela, al tiempo que le preguntaba lo bien
que me sentaban mis pantalones de abertura izquierda y lo redonditas que ponían mis posaderas.
La dependienta marchó, no antes de pedirle disculpas,
eso sí le recomendé pensar, ella como mujer era mucho más de lo que se creía.
Ahora os pido a vosotros, mis amigos y que yo presumo
inteligentes, que me deis vuestro punto de vista y os recomiendo que nunca más
compréis pantalones de hombre ni de mujer, siempre de abertura derecha o
izquierda y las mujeres sobre todo apretaditos.
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